Real Casa de la Moneda

La Real Casa de la Moneda ha visto por fin culminado su proceso de restauración. Una gran noticia para la ciudad que recupera uno de los pilares de su nexo de unión con la Carrera de Indias. Repasaremos en este artículo su historia y efecto en la ciudad.

La relación de Sevilla con la acuñación de moneda no surge con el periodo americano ni mucho menos. Desde la época romana la ciudad así como el resto de ciudades de importancia de la actual provincia acuñan moneda. Hay constancia de monedas de Hispalis, Itálica, Carmo (Carmona), Caura (Coria del río), Ilipa (Alcalá del Río), Irippo (Alcalá Guadaira), Orippo (Dos Hermanas), Nabrissa (Lebrija), Osset (San Juan de Azn.), Ursone (Osuna), etc. Con los visigodos se mantiene esta dinámica debido en parte a la importancia de la propia ciudad. Así por ejemplo, cuando Leovigildo conquista la ciudad a su hijo rebelde Hermenegildo acuña monedas con la leyenda “con la ayuda de Dios obtuve Sevilla”. Tras la conquista islámica la ciudad seguirá manteniendo esa importancia que le permite acuñar moneda. Destacan las del reino Taifa de Al-Mutamid y aquellas de los imperios Almorávide y Almohade. Con la llegada de los cristianos a la ciudad la tradición monetaria iba a continuar. Hay constancia de que se siguió acuñando moneda en la misma zona donde se realizaba en tiempos islámicos. Las referencias actuales indican que la zona estaba situada cerca de la Torre del Agua del Real Alcázar. 

Aunque el edificio actual comienza a construirse en 1584, antes de esta construcción ya existía una casa de la moneda en la ciudad. Esta se encontraba en la zona donde actualmente se ubica el Archivo de Indias. A esta zona se llegó en algún momento entre mitad del siglo XIII e inicios del siglo XIV. Este complejo de edificios no era muy diferente en tamaño y trabajadores del edificio actual. La nueva construcción mantuvo un número similar de capataces y mercaderes pero amplió y reordenó levemente los espacios. De todas formas, el principal motivo del traslado a la nueva ubicación de la Real Casa de la Moneda no fue ampliar su recinto y mejorar el trabajo realizado. El motivante fue la construcción de la Lonja de Mercaderes. Comenzada la obra de la lonja, se hace necesario el traslado, aunque temporal, de la ceca hispalense para poder continuar acuñando moneda. Desde la corte se propone ubicarlo en el Patio del León, cosa que finalmente se descarta. Será el 9 de marzo de 1584 cuando por Real Cédula se confirme el traslado oficial a las Atarazanas de los Caballeros. A finales de abril comenzarán las obras con Juan de Minjares como ejecutor principal. Los gastos de la obra corrieron en gran medida sobre las rentas del Real Alcázar de Sevilla, aunque también participó económicamente el Consulado de Mercaderes, beneficiario directo del traslado de la ceca. Para costear la obra se realizó una tasación sobre el antiguo edificio e incluso se subastaron los materiales del derribo de la estructura de las antiguas Atarazanas de los Caballeros. En la construcción del nuevo edificio se intentó aprovechar al máximo el recinto. Por esto, se aprovechó tanto el acceso primitivo como las murallas para edificar en base a ese orden estructural. Con el traslado de la ceca, se trasladaron también las Herrerías Reales, que se construirían junto al lienzo norte del recinto, en la actual calle Santander.

El lugar elegido para albergar la nueva Real Casa de la Moneda no podía ser más perfecto, pues estaba completamente rodeado de murallas. Además estaba situado en una zona controlada por el Real Alcázar y ubicado junto al puerto y la Real Hacienda, donde llegaban todas las mercancías del nuevo mundo, entre ellas los metales como el oro y la plata. El edificio que vemos en la actualidad es prácticamente el mismo que se construyó en 1584, pues la fábrica estuvo en activo hasta 1869 y posteriormente se convirtió el lugar en viviendas. La estructura construida constaba de edificios industriales y viviendas organizadas en dos amplios sectores. El patio principal ubicado en la actual calle Habana fue el de los mercaderes. Esta era la zona mercantil de la casa y su único acceso era a través de la portada principal. En este sector se habilitaron las viviendas de los mercaderes y sus hornazas así como oficinas para la compra y venta de las monedas. Contiguo a este y más próximo al río, estaba situado el segundo patio que cumplía las funciones industriales, es el llamado de los capataces y actualmente sobre dicho patio hay viviendas construidas. Alrededor de este patio se encontraban las fábricas donde los capataces realizaban su trabajo.

La Casa de la Moneda fue construida bajo los esquemas de ciudad utópica, es decir, se intentó dotar al recinto de una doble vertiente, en primer lugar se separa la fábrica del resto de la ciudad con un recinto cerrado, además de por seguridad. En segundo lugar se procura el bienestar de los trabajadores que vivían en el recinto como se puede observar a primera vista. Era como una pequeña ciudad dentro de la propia ciudad. En ambos patios había acceso a fuentes de pequeño tamaño.

Pese a ser la fábrica de monedas más actual y moderna de su tiempo se tiene constancia de que la llegada de metales superaba en muchas ocasiones la capacidad de la misma, por lo que se debía trasladar el metal a otras cecas de la península. Entre los metales que llegaban destacan dos, el oro y la plata, pero sobretodo esta segunda, pues el oro apenas llegó en comparación con la cantidad de plata que llegó al puerto de Sevilla. En el primer siglo de organización del nuevo mundo, apenas llegaban unos 20mil kilos de oro  en períodos de 10 años, mientras que de plata se contabilizan en los momentos de mayor esplendor productivo a final de 1500 unos 2 millones de kilos de plata en períodos de 10 años. La diferencia es abismal. Pese a todo esto, con la llegada del metal americano a la ceca sevillana en su ubicación antigua, la corona no tuvo más remedio que levantar nuevas cecas en los territorios americanos. Tanto la de Nueva España como la del Perú construidas antes del nuevo edificio sevillano. La de México por ejemplo fue fundada en 1535.

Pocas reformas han modificado el recinto. Destacamos como no podía ser de otra manera la fabulosa portada principal realizada por Sebastian Van der Brocht. Su encargo se realizó el 17 de mayo de 1761. Esto mejoraba la comunicación entre la ceca y la ciudad más acorde a los tiempos en los que se realiza. El diseño barroco de esta portada estuvo condicionado por el antiguo torreón oriental de acceso al recinto que se mantuvo en su interior. Anterior a esta portada se había modificado levemente el patio de los capataces con la instalación de prensas de acuñación a volante. Pese a esto, en la ceca sevillana se seguía realizando el trabajo a mano que era el preferido por los trabajadores.

Finalmente, como hemos comentado anteriormente, en 1869 se centraliza la fundición de moneda en Madrid por lo que se cierran las cecas de Sevilla y Segovia. Apenas cien años después de la construcción de la portada principal se deja de producir monedas y se vende el recinto que termina siendo usado para viviendas. Tras esto, varios son los intentos del Ayuntamiento por reordenar la zona terminando siempre todos los proyectos en el abandono. El proyecto con mayor impulso llegó con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Finalmente será con motivo de otra gran exposición cuando se reforme por completo la zona que se encontraba bastante degradada. Fue con motivo de la Exposición Universal de 1992 cuando desde las administraciones públicas se decide acometer la reforma integral del espacio.

A modo de curiosidad, para localizar las monedas antiguas realizadas en la ceca sevillana habrá que buscar en su interior con una letra S. Además de con el logo de la ceca se solía marcar el símbolo del “maestro de ceca o ensayador”. Muchos usaban una estrella de ocho puntos o ponían la inicial de su apellido o nombre.