Las murallas que pudieron ser y no fueron

¿Pasear por la ronda histórica desde la Puerta de la Macarena hasta la del Sol caminando por el césped de lo que otrora fue el antiguo foso a la sombra de las murallas con sus almenas y torres? Pues esto es lo que hoy en día hubiéramos podido hacer si entre 1867 y 1868 no se hubiera derribado el tramo comprendido entre la Puerta de Córdoba y la Puerta del Sol. Dicho tramo, según la Comisión de Monumentos de la época, resultaba muy llamativo por su monumentalidad. Gracias al trabajo de Alfredo J. Morales podemos conocer más sobre el por qué hoy en día no podemos disfrutar de este tramo de muralla.

El derrumbe de las murallas de la ciudad había comenzado en 1830 pero fue en la mitad del siglo XIX donde experimentó una aceleración. Con la llegada del ferrocarril o las nuevas ideas políticas que veían en las murallas símbolos del pasado, se procedió a ir derrumbando casi la totalidad del recinto, salvándose aquellas partes que no perjudicaban al crecimiento de la ciudad y fueran de gran importancia artística e histórica. Entre esas partes que en un principio se salvaron del derrumbe estaban las comprendidas entre la Puerta de la Macarena y la del Sol y algunas puertas de la ciudad, como la del Arenal, la Real o la de la Carne, que finalmente también sucumbieron.

 

Tramo próximo a Puerta del Sol
Anónimo. Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tramo próximo a Puerta del Sol.

Parecía que el tramo se iba a salvar del derrumbe pero la mañana del 22 de enero de 1867, un grupo de operarios comenzó a derribar las almenas, saltando las alarmas en la Comisión de Monumentos. Ésta puso rápidamente en conocimiento del gobernador provincial que dichos derribos se estaban produciendo sin el reconocimiento de la Comisión de Monumentos a lo que obligaba el reglamento aprobado en 1865, expresando el deseo de que se tomaran las medidas oportunas para la suspensión del derribo.

A partir de este momento comienza un periodo de intercambio de opiniones entre el Ayuntamiento y la Comisión de Monumentos, interviniendo otros organismos como la Academia de Bellas Artes. El Ayuntamiento se amparaba en un informe redactado por la anterior Comisión de Monumentos en 1863, anterior al nuevo reglamento de 1865. Además le indicó a la Comisión que la intención de la casa consistorial era la de promover el ensanche de la ciudad para su prosperidad y desarrollo, indicando que se respetaba el lienzo de muralla comprendido entre las puertas de Córdoba y Macarena, como todos habían coincidido, por ser el mejor conservado, comprometiéndose a su vez a restaurarlo. De esta forma, lo que se estaba procediendo a demoler era un sector que no debía protegerse, según el propio Ayuntamiento.

Tramo central entre Sol y Córdoba
Anónimo. Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tramo central entre Sol y Córdoba.

La respuesta de la Comisión fue clara y contundente, dejando claro que tanto ellos como la Academia de Bellas Artes opinaban de igual forma: El sector de muralla en cuestión debía conservarse. La solución pareció llegar cuando el Ayuntamiento propuso la celebración de una reunión conjunta que definiera definitivamente los sectores dignos de conservarse. Pero estos gestos de buena voluntad por parte del Ayuntamiento sirvieron para disimular la política de hechos consumados que los regidores de la ciudad estaban dispuestos a realizar, pues el 28 de marzo volvieron a aparecer los operarios para continuar con el derrumbe, continuando no ya por donde se paralizó la vez anterior, si no por sectores de muralla que estaban intactos, lo cual suponía un daño mayor.

Ante tal agresión al patrimonio de la ciudad, la Comisión de Monumentos volvió a realizar un informe, esta vez con fotografías, para conseguir no ya sólo la paralización del derribo, si no su pronta restauración, pues con la llegada de las lluvias y el estado actual en que se encontraba el lienzo de murallas, este podría empeorar, provocando su definitiva demolición por seguridad. Se confió en que la Academia de Bellas Artes pusiera en conocimiento de las autoridades responsables la actitud del Gobernador Civil y el Ayuntamiento, así como el alcance de los derribos hasta la fecha, y remitiendo los escritos al Ministro de Gobernación parecía que se había conseguido el objetivo de paralizar el derribo.

Tramo más próximo a Puerta de Córdoba
Anónimo. Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tramo próximo a Puerta de Córdoba.

Tras un año de disputas, derribos ilegales y muchos escritos, se había conseguido paralizar el derribo, pero todo se vino abajo casi un año después, cuando la Revolución de 1868 conocida como “La Gloriosa” y la toma de poder por la Junta Revolucionaria reactivó la propuesta de derribo del lienzo de muralla entre las puertas de Córdoba y Sol. Finalmente la muralla fue derribada siendo reconocida como vieja, inservible y molesta para la ciudad.

Teniendo en cuenta los actuales tramos de la muralla entre la puerta de la Macarena y la de Córdoba y el tramo de los jardines del valle, si hubiéramos mantenido el tramo entre Córdoba y Sol dispondríamos de una gran parte de la muralla que durante tantos siglos nos defendió de enemigos humanos o naturales. No obstante, viendo el estado actual en que se encuentran dichos tramos de muralla, donde la muralla de los jardines del valle está en completo abandono y el tramo mas famoso, el de la Macarena, pide a gritos desde hace años su puesta en valor como recinto turístico visitable, es fácil entender cómo se pudo destruir tan fácilmente un patrimonio de la ciudad tan importante.

Por Daniel Reyna García

 


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