Un Real Alcázar del siglo XXI

El Real Alcázar de Sevilla es el segundo monumento más visitado de nuestra ciudad, por detrás del la Santa Iglesia Catedral y a diferencia de ésta, el palacio declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, es de propiedad municipal. Significa esto que es un activo fundamental de la ciudad en su imagen exterior y por tanto en su economía. Pero además es el lugar ideal para conocer la historia de la ciudad y su evolución. Por estos motivos, el Real Alcázar siempre ha sido noticia en la ciudad, y en los últimos años con mayor insistencia.

Con el boom turístico de los últimos años y la evolución arqueológica emprendida por el propio Patronato del Real Alcázar han dejado a la luz muchos aspectos en los que el recinto y su gestión deben actualizarse de manera urgente. Por este motivo repasaremos las carencias del mismo y rebuscaremos en su historia en la búsqueda de soluciones que sitúen al Real Alcázar de Sevilla en el siglo XXI como un referente de historia, patrimonio, cultura y modernidad de nuestra ciudad.

Con la llegada de la 2º República Española, las posesiones de la Corona fueron repartidas entre las diferentes ciudades donde se situaban. En el caso de Sevilla le fue entregado el Real Alcázar, aunque fue un regalo envenenado, pues solo se limitó al recinto actual, que en aquella época no estaba en las mejores condiciones, reservándose Patrimonio la propiedad de los edificios que generaban renta, como las viviendas situadas en el Patio de Banderas, entre otras. Estas viviendas ya habían sido utilizadas por la Corona para alquiler, lo que fue iniciado con la construcción del Apeadero de Vermondo Resta en el siglo XVII, trasladando la entrada al palacio en el propio apeadero. En este punto es donde confluyen las principales motivaciones del propio recinto. Los problemas de su acceso actual con las eternas colas o las taquillas, la cripta del Patio de Banderas y su puesta en valor, o la eterna disputa del Ayuntamiento con el Estado por la devolución de las casas del Patio de Banderas. Vamos a repasar la historia del Real Alcázar así como la de otros importantes recintos para ver cómo poder dar soluciones alternativas a nuestro mayor emblema.

Uno de los principales problemas del actual alcázar es su acceso, ya que al estar situado en la Puerta del León, éste genera enormes colas debido al aforo máximo del recinto y al propio acceso. Dicha puerta no ha sido siempre el principal acceso del alcázar. Repasando levemente la historia del Real Alcázar podremos apreciar como el actual acceso no es el más indicado, ni el más utilizado, aunque sí pueda ser el mas monumental de todos. Desde su construcción el acceso principal estuvo en la parte noreste del actual patio de banderas, al final de la calle Joaquín Romero Murube(siglo X-XII). Este acceso estuvo en activo hasta la llegada de almorávides y almohades o incluso en época taifa que amplían el recinto hacia el puerto, por lo que parece el acceso principal se traslada hacia este lugar, entre la calle Miguel de Mañara y el arquillo de la plata (siglo XII-XIV). No es hasta la construcción del Palacio de Pedro I cuando se construye la actual Puerta del León (1356 siglo XIV-XVI) para permitir un acceso directo al nuevo palacio. Pero en 1609 se construye el Apeadero de Vermondo Resta, la actual salida del Real Alcázar, abriéndose también el arco en la muralla para dar salida a la Plaza del Triunfo (siglo XVII-XX). Por último en 1931 la II República cede al Ayuntamiento de Sevilla el Real Alcázar y éste modifica su acceso principal localizándolo en la Puerta del León (1931-2020). En resumidas cuentas, el acceso al Real Alcázar a lo largo de su historia no ha sido un lugar fijo y ha basculado de la zona del Patio de Banderas hacia la zona de la Puerta del León.

Ante esta situación, parece evidente que para solucionar parte de los problemas actuales de entrada al recinto, se hace evidente buscar una zona de acceso que de mejores resultados para la afluencia de público. En ese sentido el Apeadero de Vermondo Resta parece el lugar ideal para este cometido, es amplio y puede permitir tanto el acceso como la salida de los visitantes. El propio ayuntamiento de la ciudad lleva tiempo trabajando en unas nuevas taquillas ubicadas en alguna de las casas del Patio de Banderas, por lo que tendría más sentido establecer la entrada también en este lugar. Con el acceso por el apeadero se eliminarían las colas junto a la muralla, pasando a estar en un lugar techado donde las inclemencias del tiempo no afectarían a los visitantes dando a su vez una imagen  pobre de la ciudad.

Diario de Sevilla. Belén Vargas 11 octubre 2019

Aunque esto, no sería más que un parche para un proyecto que debería ser mucho más ambicioso. Para evitar las colas, además de un buen acceso y un sistema de taquillas moderno es fundamental ampliar el aforo del recinto, y para ampliar dicho aforo hay que ampliar el recinto. La forma directa para ampliar el recinto es la que desde el mismo 1931 en que el gobierno republicano cedió el alcázar es la que lleva reclamando el ayuntamiento, es decir, la cesión de las viviendas que pertenecían al mismo, en su gran mayoría las del Patio de Banderas. Pero estas viviendas pertenecen a Patrimonio en su mayoría. En concreto de los 18 números que hay, sólo los números 6 y 10 pertenecen al Ayuntamiento de Sevilla, ambos de reducidas dimensiones. La junta de Andalucía tiene el número 14 cedido por 50 años a la Fundación Baremboid-Said. Y el número 11 fue vendido de manera dudosa por Patrimonio del Estado a John Mackay Adam Gilbert, descendiente de los fundadores de la primera compañía de aguas de Sevilla y que aún mantenía el alquiler sobre el edificio. El resto de viviendas son de Patrimonio del Estado con diversos usos, podemos encontrar una comisaría en estado ruinoso, la Universidad Internacional Menendez Pelayo o el Foro de biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente. El resto de viviendas o están abandonadas o mantienen el alquiler como viviendas.

El ayuntamiento de Sevilla lleva tiempo detrás de varias casas, y ha incrementado su presión tras los estudios realizados en los números 7 y 8 donde han aparecido los restos de antiguos palacios como el del Al-Mutamid que podrían unirse al recorrido del Real Alcázar. Pero falta acuerdo entre las administraciones y la realidad es que desde 1931 sólo se ha conseguido la cesión gratuita del número 6 de unas dimensiones muy reducidas. Es lógico pensar que Patrimonio del Estado no vaya a regalar unos activos sin conseguir nada a cambio. Es por este motivo por el que hace falta un proyecto más ambicioso que implique a todas las administraciones, central, autonómica y local en el proyecto de reforma del Real Alcázar y donde todos consigan beneficios.

Situación actual de las viviendas del Patio de Banderas. Edición propia.

Este proyecto del que hablamos debe comprender a su vez la cripta bajo el Patio de Banderas así como la totalidad de los edificios del mismo patio. El consistorio debe llegar a acuerdos concretos y no esperar un regalo del cielo. Si hay que comprar algunas viviendas habrá que comprarlas, y si hay que cerrar un acuerdo de alquiler durante un periodo de tiempo con compra obligatoria deberá hacerlo. Habrá a su vez que garantizar un traslado lógico para las distintas entidades que están localizadas en las viviendas del Patio de Banderas, facilitando su traslado a otras ubicaciones de la ciudad por parte del Ayuntamiento.

El Real Alcázar del futuro debería ser un complejo no solo de palacios como en la actualidad, sino de recintos en general. La parte principal ya visitable deberá tener el acceso por el Apeadero de Vermondo Resta como hemos comentado, habilitando a su vez un recinto a parte con el crecimiento de los nuevos palacios descubiertos en las casas 7 y 8 y los futuros de las casas 1,2,3,4 y 5, donde se podría reproducir la evolución del Real Alcázar en época islámica. Las taquillas deberán ser amplias, con consigna y espacio para recepción de grupos. Estas por tamaño deberían estar ubicadas en la zona este del patio, donde los edificios parecen de menor importancia y dimensiones. La cripta será fundamental en el futuro alcázar, las opciones planteadas de acceso por la casa número 11 de gran tamaño y su salida por la 16, donde se ubicaría el primitivo acceso principal del alcázar parece lo más razonable, creando así otro circuito alternativo. Junto a este recorrido, se podría añadir la exposición del denostado Tesoro del Carambolo, de propiedad municipal y que nunca ha terminado de encontrar su lugar. Cierto es que no es el lugar idóneo teniendo un Museo Arqueológico en la ciudad, pero no parece tampoco descabellado, siendo de propiedad municipal y estando bajo el Patio de Banderas el registro arqueológico más antiguo hallado de vida en la ciudad. Por último, el sector norte del patio podría albergar un proyecto que ya tiene también en mente el Patronato del Real Alcázar, que no es otro que la visita a la muralla del mismo, con las vistas a la plaza del Triunfo y la Catedral hispalense.

Proyecto del Real Alcázar del siglo XXI. Edición propia.

Todo este proyecto del que hablamos no es simple imaginación, en gran parte son proyectos que ya el propio ayuntamiento tiene en mente, por otro lado, podemos observar varios ejemplos europeos en los que esta ampliación ha supuesto un gran crecimiento para cada recinto. En Madrid la ampliación continua del Museo del Prado a lo largo de su historia así como la modificación de su acceso han permitido al mismo mejorar y seguir creciendo. En París, la modificación del acceso del Museo del Louvre es tan espectacular como necesaria, y le dio al museo además de ampliación de visitantes, un símbolo más de la ciudad con su pirámide invertida. Por otro lado la opción de varios recintos expositivos dentro de un mismo lugar tampoco es algo novedoso y en nuestra propia ciudad se da ya.

La gran pregunta ahora es, ¿sería este proyecto realizable?, probablemente en la situación actual de crisis mundial provocada por el virus parece poco probable, pero debemos tener visión de futuro, esto no va a durar siempre. Por lo que debemos pensar en los años venideros en los que la situación vuelva a mejorar. Llegado el caso, no deberemos esperar que las administraciones centrales y autonómicas nos solucionen la papeleta. La iniciativa deberá de partir del propio Ayuntamiento de Sevilla, quien primero tendrá que poner el dinero y luego buscar las ayudas. El propio Real Alcázar genera unos beneficios anuales que dan para poder iniciar el proyecto sin problemas ya que ha llegado a manejar unos 10 millones de euros de superávit. En ese sentido es fundamental que se aprovechen estos recursos en potenciar el monumento, pues ese dinero será una inversión de futuro que repercutirá en mayores beneficios a largo plazo.