Plaza de Doña Elvira

La Plaza de Doña Elvira situada en el barrio de Santa Cruz, antigua judería de la ciudad, es una de las plazas con mayor encanto de Sevilla. De pequeñas dimensiones, la plaza está rodeada de naranjos y bancos de azulejos, con una fuente central. La entrada a la Plaza de Doña Elvira desde la calle Rodrigo Caro, paseando junto a las murallas del Real Alcázar, es sin lugar a dudas, una de las mayores experiencias que cualquier persona que viva o visite la ciudad de Sevilla debería disfrutar.

La zona donde se sitúa la plaza actual no es englobada en el recinto amurallado hasta el siglo IX, en época islámica, quedando fuera de las murallas en época romana y pudiendo tener un uso como zona portuaria o cercana a esta. La trama urbana de este sector, con calles muy estrechas, es la habitual de las ciudades islámicas, por lo que esta plaza estaría ocupada por una pequeña manzana de viviendas rodeada por callejuelas.

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Tras la Reconquista de la ciudad en 1248 a manos de Fernando III, el barrio quedó establecido como Judería, el cual llegó a estar cercado de altos muros con el aumento de las tensiones entre judíos y cristianos, manteniendo su condición de judería durante 143 años, ya que en 1391 con ocasión del saqueo de la judería por parte de la población cristiana, los pocos hebreos que quedaron se dispersaron por la ciudad.

Tras estos acontecimientos, Enrique III donó el barrio a Don Pedro López de Ayala, de quien lo heredó su hija, Doña Elvira, dando nombre a la actual plaza ya que estos vivían en un palacio, situado en parte en lo que hoy es la actual plaza. Dicho palacio poseía un pequeño patio de caballos del que una parte terminó incorporado a la vía pública, surgiendo así la plazuela original, de dimensiones muy reducidas y cuyo nombre fue “Plaza de los Caballos”. El resto del patio permaneció privado, hasta que en el siglo XVI es alquilado para corral de comedias, el cual se llamó “Corral de Doña Elvira”.

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Con el paso del tiempo y tras la prohibición de las comedias por parte del ayuntamiento, el corral de Doña Elvira pasó a utilizarse como almacén, hasta que en 1826, en la línea de las intervenciones urbanas de la primera mitad del siglo XIX, se demolió para ensanchar el viario y la plazuela de los caballos, llegando a los límites actuales de la plaza y probablemente pasando ya a denominarse como Plaza de Doña Elvira.

El aspecto actual de la Plaza de Doña Elvira, es promovido para embellecer la ciudad de cara a la exposición iberoamericana de 1929, realizándose las mejoras en 1924 de la mano del arquitecto Juan Talavera.

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La Plaza de Doña Elvira, además del encanto y la historia que ya tiene, cuenta con el rumor popular de que en ella nació Doña Inés de Ulloa, el inmortal amor de Don Juan Tenorio, una de las figuras más representadas de nuestra historia, inmortalizada anteriormente por Tirso de Molina, y posteriormente por Mozart, el cual se inspiró en él para su Don giovanni.

 

Ubicación:


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