Puente de Triana

Sevilla se sitúa en una llanura aluvial donde apenas existen elevaciones de relativa importancia. Dicha llanura está regada por el Guadalquivir, río que en esta zona es de características torrenciales, esto condicionó durante toda la historia a la ciudad, en su emplazamiento, su evolución y sus obras, como es el caso del Puente de Triana.

Las características de la zona y del propio río durante su historia, hicieron que los romanos no se plantearan necesario construir un puente sobre el Guadalquivir a su paso por Sevilla, durante sus más de cinco siglos de estancia, siendo estos consumados constructores, y siendo la ciudad de gran importancia. No fue hasta el año 1171 cuando de la mano de los Almohades se construyó un Puente de Barcas ante la imposibilidad de construir un puente fijo.

Durante el mandato de Abu Yacub Yusuf, se mandó la construcción del Puente de Barcas, ubicándolo junto al actual Castillo de San Jorge, el cual controlaba el acceso a la ciudad desde el Aljarafe y era la salida en línea recta de la ciudad hasta la fortaleza de San Juan de Aznalfarache. Dicho puente estaba formado por unas doce o trece barcazas, unidas entre sí mediante garfios de hierro y con unos gruesos tablones que hacían las veces de suelo para el tránsito. Además estaban unidas a las dos orillas mediante una gran cadena de hierro para evitar que las corrientes o crecidas del Guadalquivir se las llevaran.

Vizconde de Vigier 31-12-1851. Situación provisional por las obras del actual Puente de Triana

El Puente de Barcas se convierte desde su construcción en actor principal de la vida de la ciudad y de su historia, pues el control sobre el puente, se convierte en elemento indispensable para poder conquistar la ciudad. Así, en 1248, Fernando III tuvo que organizar una armada naval para remontar el Guadalquivir y romper las cadenas que unían el puente para poder aislar por completo a la ciudad y que capitulara. Esta conquista quedará reflejada en los escudos oficiales de Cantabria y de algunas localidades del norte, ya que fueron estos los encargados de crear dicha armada y participar en la conquista de la ciudad. Además en 1812, durante la Guerra de Independencia, tuvo lugar la Batalla del Puente de Barcas donde el ejercito aliado formado por tropas españolas, inglesas y portuguesas atacaron a las tropas napoleónicas para reconquistar la ciudad, siendo la batalla en el puente la decisiva para poder entrar en la ciudad que ya se encontraba con el ejercito francés en retirada.

No fue hasta el siglo XIX cuando se pudo construir un puente fijo acorde a la ciudad. Aunque antes hubo innumerables intentos como durante el siglo XVI, en plena edad de oro de la ciudad, donde podemos documentar hasta seis ocasiones en las que el Cabildo debatió la construcción de un puente en poco menos de veinticuatro años, siendo algunas propuestas de personajes tan ilustres como el Conde de Barajas e incluso pidiendo instancia al propio Rey. Viendo la imposibilidad de la construcción de un puente fijo, el ayuntamiento en el siglo XVIII decidió hacerse con la propiedad del puente, pues este antes había estado siempre arrendado, y para su mejor funcionamiento y reparación se crearon algunos puestos, como el de un vigilante, un maestro y su sustituto para las reparaciones urgentes y se obligó a revisar el puente en Octubre para prevenir ante la temporada de lluvias.

Postal de 1916 del antiguo puente del carrusel de Paris

Finalmente en 1845 y gracias al desarrollo de las técnicas de construcción con el hierro se concreta la construcción del que sería el actual Puente de Triana. Diseñado por los ingenieros franceses Gustavo Steinacher y Fernando Bernadet, está inspirado en el diseño del Puente del Carrusel de París, puente este último ya desaparecido por desgracia. La construcción se inició en 1845 y el puente fue inaugurado en 1852 bajo el nombre de Puente de Isabel II.

En 1927-28 se construye en el puente la Capilla del Carmen de la mano del arquitecto Aníbal González, una imagen muy ligada al puente desde que este era de barcas y que tiene mucha devoción entre los vecinos del barrio de Triana, haciendo más característico si cabe a este puente que además, estuvo a punto de ser derribado en la década de los 70, aunque finalmente se optó por su conservación y mejora, y fue declarado Monumento Nacional en 1974.

Maqueta del monumento al Puente de Barcas. Foto: Abc.es

El Puente de Triana tiene en la actualidad (2014) 843 años de historia, es un icono artístico de la ciudad y un referente turístico, además de emblema para el barrio más carismático de Sevilla. Aún así, resulta curioso como el Puente de Barcas, no cuente con ningún recuerdo en la ciudad a la que tanto dio, sin embargo y gracias al trabajo de la Asociación Puente de Barcas y al arquitecto Enrique Carvajal Salinas, se ha presentado un proyecto para la realización de un monumento a dicho puente que actualmente está a la espera de la financiación necesaria para su realización.


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